SUEÑOS SIN VESTIR
Cogí la copa de todas las bendiciones,
y con ella mi última gota.
La que brota desesperada.
La única que permanece a pesar de las derrotas.
Descubrí, los payasos de nuestros miedos.
La soledad vecina, aquella que alguna vez adoré.
El camino de las palabras.
La niña que observa y se emociona.
El piano que me salva de tantas.
Solté como arena entre las manos
las cenizas de un aprendido pasado.
Y soplé sobre los sueños sin vestir,
todas las velas de mis cumpleaños.